080130 - Bariloche :: Ruta 40 y Carretea Austral

La ruta se dirigía ahora solo al norte y esta vez me esperaban varias jornadas continuas de manejada, ya que de regreso al norte la ruta no seria la larga, recta, rápida y monótona ruta 3, pero entre otras la ruta 40 en argentina y la carretera austral en chile para luego terminar esta etapa en la localidad de Bariloche. De Ushuaia a Bariloche recorrimos un total de 3500 kilómetros, de los cuales 1400 fueron de carretera destapada (o ripio como se le llama en Argentina) de todo tipo: gravilla suelta y firme, rectas interminables y curvas pronunciadas, carreteras amplias y uniformes al igual que angostas, desiguales y deterioradas, grava profunda y tierra firme, en todo caso una gran variedad de terrenos, unos relajantes, otros estresantes, una prueba de resistencia para la moto y otra para el cuerpo, pero mas que todo una experiencia revitalizarte para la mente y el espíritu en gran parte gracias a los paisajes alucinantes que la patagonia andina tiene para ofrecer en toda su extensión.

Todo empezó en Ushuaia; con la satisfacción de haber llegado al fin del mundo partimos (Eran y yo) rumbo al norte con la idea de llegar a Punta Arenas ese mismo día, pero las cosas al norte no querían empezar muy bien, tan solo a unos 20 Kilómetros al norte de la ciudad mas austral del mundo y mientras manejaba detrás de Eran, vi como alguna parte de su moto se desprendía y rodaba por la carretera, inmediatamente lo alcancé para avisarle y nos devolvimos a buscar la pieza, la cual encontramos y resulto ser la extensión del manubrio en el lado derecho, pero faltaba un tornillo que no pudimos hallar. Es aquí donde la cadena de eventos comenzó, estacione mi moto paralelo al viento y una fuerte ráfaga me la tumbo, luego de recogerla, abrí la bodega bajo la silla para sacar algunos tornillos de repuesto que cargo conmigo, y luego de buscar y no encontrar ninguno que sirviera cerré la silla y uppppssss: deje las llaves adentro. Ahora que, pues bueno tenia una llave de repuesto en una de mis maletas, pero las llaves de las maletas también estaba ahora bajo la silla, intentamos pues con las llaves de las maletas de Eran y luego de mucho tratar con la llave y un destornillador logramos reventar el seguro de la maleta pero con la mala suerte de que la única llave de las maletas de Eran se quebró dentro de la cerradura de mi maleta y pues el resultado final fue: mi maleta izquierda con la cerradura rota, una de las maletas de Eran pegada a la moto permanentemente ya que la única llave para separarla estaba ahora rota, mi moto con un par mas de rayones y la pieza que se desprendió todavía desprendida… mejor dicho, un día no muy bueno para andar en moto, así que fuimos hasta Rió Grande y permanecimos ahí por una noche.

Al día siguiente y ya recuperados de los incidentes del día anterior nos dispusimos a dejar Tierra del Fuego, aquí comenzaríamos pues a sentir la carretera destapada, la ruta a El Porvenir donde tomaríamos el ferry hacia Punta Arenas puede ser despavimentada, pero esta en excelente condiciones, posee unos paisajes espectaculares sobre la costa del estrecho de Magallanes y fue el escenario para un gran evento en mi viaje: 14 Kilómetros antes de El Porvenir el odómetro para esta travesía marco los 50000 Kilómetros, definitivamente un buen logro, el cual tuvimos que disfrutar sin un brindis, pues ni agua teníamos, pero la satisfacción igual estaba presente. Esa tarde llegamos pues a Punta Arenas, donde salimos a la peor discoteca de mi viaje, o tal vez seria el DJ, que no solo decidía que música poner, sino que creyó muy conveniente comentar, discutir y tratar de animar el publico en cada canción y durante toda su extensión, completamente desesperante… pero lo peor de todo es que la gente le respondía… definitivamente cuando se trata de fiesta, me quede sin entender a los Chilenos de esta latitud sur.

La ruta a Puerto Natales es bien agradable y tuvimos la fortuna de encontrarnos con un arreo de ovejas, y un arreo de verdad, unas 5000 ovejas cruzando la carretera es un evento que te gustaría ver, con caballos, carro y perros pastores por todos lados. Una vez allí a tomar la decisión de que ruta seguir hacia el Calafate en Argentina, la fácil por supuesto era en su mayoría con pavimento pero no incluía el paso por el monumental parque Torres del Pine en la patagonia sur chilena, y pues entrados ya en materia unos kilómetros mas de destapado no harían mucha diferencia, y en realidad eran unos 150, los cuales valieron la pena en su totalidad, especialmente por que tuvimos la fortuna de pasar por la entrada al parque tal vez en el momento que el guarda parques estaba muy ocupado y ni se motivo a salir a cobrarnos la entrada, igual nosotros tampoco paramos pues significaba un ahorro de 30 dólares cada uno, mejor dicho, Torres de Pine y sus paisajes, gratis, mejor imposible!

De aquí cruzamos a la Argentina de nuevo y por fin tomamos por primera vez la bien famosa Ruta 40, y de nuevo a experimentar la gravilla suelta y la vibración constante. Por aquí llegamos al Calafate, donde con suerte conseguimos habitación en el primer hostal que visitamos y pues a relajarnos un par de días y visitar el majestuoso glaciar Perito Moreno. Este es uno de tantos paisajes naturales increíbles, sus dimensiones son simplemente inimaginables y el constante desprendimiento de gigantescos trozos de hielo un espectáculo descrestante, claro que como suele suceder, después de esperar por un par de horas con la esperanza de ver como un gran bloque de hielo que se veía un poco inestable cayera decidimos irnos, pues dicho suceso no ocurría. No habíamos caminado mas de 15 pasos por la ruta de salida cuando oímos una expresión general de asombro, y claro esta, corra de regreso, llegue, busque un rotito por donde mirar y ahí estaba, el gran pedazo de hielo ya flotando sobre las heladas aguas del lago Argentino… pero igual, una experiencia única.

En las calles de Calafate me encontré con Builes, Betin y Mechas, un grupo de Colombianos que comenzaron su viaje en moto hace 25 días desde Pereira y ya fueron a Ushuaia y me alcanzaron en mi ruta al norte, es mas, ya se me pasaron… hablamos un buen rato, nos reímos, nos tomamos un par de cervezas y pues un hasta luego, los ritmos de viaje son muy diferentes, pero ambos igualmente especiales.

Después de 2 horas de espera para llenar el tanque de gasolina en el Calafate ya que la situación de distribución en esta zona esta un poco complicada, partimos de nuevo al norte y esta vez con el objetivo de llegar a la localidad de El Chalten que se encuentra ubicada en el pie de montaña del Fitz Roy, cadena montañosa de la patagonia andina sur con espectaculares picos y trekkings de fama mundial. Esa tarde hicimos la ruta de ripio hacia la laguna del desierto, un paisaje alucinante de lagos, ríos y montañas… todo espectacular, claro esta, menos el darme cuenta que mi llanta trasera estaba pinchada al final del día… bueno, menos mal ya había aprehendido a quitar la llanta, por que el señor del montallantas me dijo la reparaba pero no la montaba, y pues me toco a mi… nada difícil para un experto como yo! Ja!

Del Chalten hacia el norte, la cosa se ponía seria, nos esperaban 600 kilómetros de ripio en la ruta 40 y unos 700 en la carretera austral. Los primeros kilómetros fueron infernales, y sinceramente de haber sido así toda la ruta, dudo haberla terminado, por lo menos en un tiempo razonable… la gravilla era gruesa y espesa, la llanta delantera seguía la trayectoria menos esperada y ponía la llanta trasera de un lado para otro haciendo mover la moto como un pescado en el agua. Y la ruta habría de mostrarnos que no iba a ser fácil, tras coger una curva, vi como Eran iba de lado a lado tratando de controlar su moto y de repente, una nube de polvo y el hombre en la cuneta. Quedo bajo la moto pero afortunadamente no le paso nada, una de sus maletas se reventó y pues con un par de correas y un toque de trabajo la pusimos en sitio y a seguir… esto apenas empezaba.

Las cosas mejoraron un poco, aunque el ripio no dejaba de ser un poco espeso las grava paso a ser un poco mas pequeña y en varios tramos se formaban líneas casi limpias de la no deseada piedra debido al trafico de los autos, lo que nos permitía ir a un paso considerablemente mas rápido y hacer un poco mas de kilómetros. Mas tarde el mismo día mientras íbamos dándole duro por un tramo firme pero de alta vibración, vi como la otra maleta en la moto de Eran colgaba libremente de uno de los soportes… de nuevo, alcance, avise, pare y repare… con suerte en el ultimo pueblo habíamos comprado un par de correas mas las cuales fueron de gran utilidad hasta el final de esta odisea. Y la pobre moto de Eran seguía en proceso de deterioro, ya cuando el sol comenzaba su descenso en el horizonte, un chasquido, la llanta trasera frenada, una parada súbita y que paso?? La cadena se salio y por poco causa una caída mas… pare, desarme, arregle, arme y a continuar ya listo para que el día terminara.

En general no fue un día fácil, mucho cansancio, vibración y polvo… anochecía ahora y el pueblo mas cercano estaba todavía a 90 kilómetros que de ningún modo lograríamos recorrer a la luz del día, y entonces por primera vez en Suramérica… de camping… al lado de la vía, parqueamos, armamos la carpa y yo de muy sofisticado saque mi colchón de inflar y mi inflador, el cual ya no funcionaba, pues entonces a pulmón y todo bien hasta que a mitad de la noche empecé a notar que el colchón lentamente perdía aire, pues bueno, el cansancio era tanto que no importo e igual dormí hasta las 9 de la mañana sobre un piso duro y desigual.

Al día siguiente continuaba la aventura, y esta vez un problema más con el cual lidiar: la gasolina. Llegamos a Bajo Caracoles para darnos cuenta que no había Nafta y que el camión no llegaba hasta un par de días, bueno, mi moto llegaría hasta Perito Moreno pero la de Eran probablemente no… y pues no mas que hacer que manejar en modo de economía, lento y a bajas revoluciones y esperar que la reserva no se acabara… y pues la suerte nos ayudo en este caso, logramos llegar, cargar combustible y terminar nuestro recorrido por la Ruta 40 para adentrarnos ahora a Chile y la carretera austral por la localidad de Chile Chico.

Para aquellos interesados en mi veredicto sobre la Ruta 40 desde la perspectiva del viaje en moto pues tengo que decir que no es fácil, no me arrepiento haberlo hecho, pero no me atrevería a decir que vale completamente la pena, ya que aunque el paisaje es muy especial, no deja de ser monótono y muy similar en toda su extensión y probablemente no cambia mucho de lo que verías si tomas la larga vía pavimentada a través de Comodoro Rivadavia. Pero eso si, aunque un poco mas dura que la Ruta 40 en algunos de sus tramos y un poco mas extensa, la Carretera Austral en Chile si vale la pena en un 200%, los paisajes en esta ruta son simplemente inigualables, los picos nevados, los grandes lagos turquesa, la inmensidad de ríos azules y cristalinos y la variedad de la ruta la convierten en un esfuerzo que se paga por si solo.

Al entrar a Chile y bordear el Lago Buenos Aires el espíritu se recarga con la inmensidad y belleza de los paisajes de la zona. De pronto te da un poco más de energía y confianza de la que debería: Muchos probablemente han visto como en algunas carreteras de tierra se forman pequeñas ondulaciones transversales que hacen de el transito por ellas se sienta mas como estar montado sobre un martillo neumático de esos que se usan para romper las calles, pues bueno, aquellos que montan en moto en este tipo de vías saben que hay una solución… velocidad! Siempre hay una velocidad a la cual básicamente planeas sobre las ondulaciones, la vibración desaparece y la sensación de estabilidad mejora considerablemente, pero todo a un costo claro esta, la tracción es baja y la capacidad de reacción disminuye. En uno de los tramos encontré este punto a unos 85 kilómetros por hora, lo cual era sustancialmente alto para el tipo de vía, pero todo se sentía bien y muy cómodo hasta que de repente y al salir de una curva me encontré de frente con un morro alto de gravilla suelta por el cual pase sin mas que hacer a toda velocidad, la moto se elevo levemente y tiro al lado izquierdo exactamente sobre la acumulación de gravilla que se forma en la mitad de la vía… por reflejos, creo yo, me pare, tire todo mi peso adelante y metí el acelerador a todo fondo, la moto toco la grava y solo sentí un uhhssshhhhh a medida que la llanta trasera se sumergía en las piedras y las barría con toda su potencia hacia atrás, de ahí salí sin control hacia el lado derecho y lo único que pude ver era como una cuneta igualmente llena de gravilla me esperaba expectante, y de nuevo… uhhsshhhhh y la moto salía ahora sin control al lado izquierdo con tal fortuna que aterrizo sobre tierra firme y de manera milagrosa recupere el control, inmediatamente pare, me baje y me senté, las rodillas me temblaban pero todo estaba bien. Es difícil de explicar pero estoy seguro que la velocidad fue lo que me salvo, igual fue lo que me metió en problemas, pero de haber ido 10 Kilómetros por hora mas lento, creo que sin duda me hubiera caído, claro que probablemente igual hubiera podido evitar el incidente… bueno, a la final, ya paso, todo salio bien y se aprendió la lección… no te confíes con la velocidad, especialmente en carreteras de este tipo.

Fueron un par de días mas por la Carretera Austral, algunos terrenos duros y lentos y otros fáciles y rápidos, los paisajes como no me canso de mencionarlo sencillamente espectaculares y la ruta para nosotros sin mayor novedad mas que la moto de Eran y su lento proceso de deterioro, la cadena se salio una vez mas rompiendo uno de los dientes del piñón lo que agrego un poco de incertidumbre al camino y un chasquido constante que creo lo venia volviendo loco. Bueno finalmente la Carretera Austral se completo, la sensación de satisfacción inigualable y el pavimento constante bienvenido de nuevo. De regreso a Argentina y a conocer el famoso San Carlos de Bariloche.

Bariloche es una localidad de fama mundial por sus espectaculares paisajes de montañas y lagos entrelazados unos con otros, atrae miles de turistas en el verano por la belleza de su naturaleza y en el invierno adicionalmente por la calidad de sus sitios para la practica de deportes de nieve, y aunque en esta época esta para mi gusto extremamente saturado de turistas (incluyéndome a mi) es igual un sitio que hay que visitar.

Bueno, la prueba mas dura de resistencia para la moto y para mi ha sido superada, yo creo que de Bariloche a Manizales será ahora todo pavimento, lo cual me agrada demasiado ya que mas polvo no quiero comer. Siguiente destino la zona central chilena incluyendo Santiago y Valparaíso antes de cruzar de nuevo a Argentina en busca de la costa Atlántica y mi ruta al norte.

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The route was headed now north and this time several continuous riding journeys were waiting for us since in the way back north the route was not going to be the long, straight, fast and monotonous Ruta 3, but among others the Ruta 40 in Argentina and the Carretera Austral in Chile to then end this stage in the town of Bariloche. From Ushuaia to Bariloche we rode a total of 3500 kilometers from which 1400 were over dirt roads (or Ripio as it is called in Argentina) of all kinds: loose and firm gravel, unending straights and pronounced curves, wide and uniform roads as well as narrow, unequal and deteriorated ones, deep gravel and firm soil, anyway a great variety of terrains, some relaxing, other stressing, a resistance test for the bike and the body, but more than all a revitalizing experience for mind and soul mainly thanks to the hallucinating landscapes the Andean Patagonia has to offer in all its extension.

All started in Ushuaia: with the satisfaction of having made it to the end of the world we (Eran and I) left heading north with the idea of arriving to Punta Arenas that same day, but things north did not want to start in a good way, just around 20 Kilometers north of the southernmost city on the world and while I was driving behind Eran, I saw how some part of his bike fell off and flipped down the road, immediately I caught up with him and came back to look for the piece which we found and ended up being the right extension of his handlebar, but a screw was missing and we could not find it. It was here where the chain of events started, I parked my bike parallel to the wind and a strong gust pushed it down, after picking it up, I opened the trunk under the seat to take out some spare screws I carry and after searching and not finding the one we needed I closed the trunk and upppsss: I left the keys under the seat. Now what? Well I had a spare key in one of my panniers, but the keys to the panniers were also locked under the seat, we tried then with the keys to Eran’s cases and after trying a lot with this key and a screwdriver we were able to break the lock to the pannier but with the bad luck that the only key to Eran cases broke inside the key hole of my pannier and the end result was then: My left pannier with the lock broken, one of Eran’s cases permanently locked to the bike since we broke the key, my bike with a couple more scratches and the loose piece still loose… basically not a good day for riding, so we just made it to Rio Grande and stayed there for one night.

Next day and already recovered from the incidents of the previous one we set to leave Tierra del Fuego, here we started to feel the dirt roads, the route to El Porvenir where we would take the ferry to Punta Arenas can be unpaved but is in excellent conditions, it possess some spectacular landscapes over the cost of the Magallanes stretch and was also the scene for a big event in my trip: 14 kilometers before El Porvenir the odometer for this adventure went to the 50000 kilometers mark, definitely a big achievement which we could not enjoy with a toast since we did not even have water, but the satisfaction was present. That afternoon we made it to Punta Arenas, where we went out to the worst discotheque I’ve been in this trip, or maybe it was just the DJ, that not only decided what music to play, but also thought very convenient to comment, discuss and try to cheer up the public on each and every song he played, simply insane… but the worst thing is that the crowd responded to him… definitely when it comes to partying I left without understanding the Chilenans of this latitude south.

The route to Puerto Natales is very nice and we were lucky to run into a sheep cattle herding, and what a herding, more than 5000 sheep crossing the road is an event that you would like to see, with horse, car and dogs all around. Once there we had to make the decision of what route to take in our way to El Calafate in Argentina, the easy way of course was mainly paved but did not included the monumental Torres del Pine park in the Chilean Patagonia, and well, once in this deal, some more kilometers of dirt road won’t make much a difference, and there were actually around 150 which were worth it all the way, specially since we were lucky to cross the entrance to the park in the moment it seemed the park ranger was kind of busy and he did not even moved to come out and charge us for the entrance fee, we did not stop either since it meant savings of 30 dollars each, better said, Torres del Pine and its landscapes for free: better impossible!

From here we crossed to Argentina again and finally for the first time hit the famous Ruta 40, and again experience the loose gravel and the constant vibration. This way we got to El Calafate where luckily we found room in the first hostel we checked, and well ready to relax for a couple of days and enjoy the majestic Perito Moreno glacier. This is one of those incredible natural landscapes, its dimensions are simply unimaginable and the constant braking of gigantic pieces of ice is a mind blowing show, although as it usually happens, after waiting for a couple of hours for a big piece that looked somehow unstable to fall we decide to leave, since that event was not happening. We had not walked more than 15 steps in the way out when a general amazed expression was heard, and well, run back, get there, find a hole to look through and there it was, the huge piece of ice already floating on the freezing waters of the Argentinean Lake… anyway, a unique experience.

In the streets of El Calafate I run into Builes, Betin y Mechas, a group of Colombians in motorcycles that started their trip 25 days before in Pereira (Colombia), went all the way to Ushuaia and caught up with me in my way north, actually, they already passed me… we talked for a while, laughed, had a couple of beers and finally a good bye, the rhythms of traveling are quite different but both trips equally special.

After two hours of waiting to fill up the gas tank in El Calafate since the fuel distribution in this area is kind of complicated, we left again north and this time with the objective of getting to El Chalten which is located on the base of the Fitz Roy, a mountain chain in the South Andean Patagonia with spectacular peaks and world famous trekking. That afternoon we rode the dirt route to Laguna del Desierto, another hallucinating landscape of lakes, rivers and mountains… all amazing with the exception of finding out at the end of the day that my rear tire was flat… well, at least I had learnt before how to take it off since the guy at the tire shop said he could repair it but he would not mount or dismount it, so I had to do it myself… nothing hard for and expert like me! Ja!

From El Chalten heading north things will turn serious, there were 600 kilometers of dirt waiting for us on the Ruta 40 and around 700 more in the Carretera Austral. The first kilometers were hell and honestly have it all been like that I seriously doubt I had finished it, at least on a reasonable timeframe… the gravel was big and deep, the front tire followed the most unexpected trajectory and made the rear tire go from one side to the other moving like a fish in the water. And the route has yet to show us it was not going to be easy, after taking a turn; I saw how Eran was going from side to side trying to control his bike and suddenly, a cloud of dust and the man down to the side of the road. He ended up under the bike but fortunately nothing happened to him, one of his panniers broke and with a couple of straps and some work we put it back in place and ready to continue… this was just the beginning.

Things improve a little, even though the gravel kept being a little deep, it was somehow smaller and in multiple pieces of the road there were formed lines almost clear of the not desired stones due to the car traffic which allowed us to go at faster speeds and bring down more and more kilometers. Later on the same day while we were hitting in hard tough a firm but high vibration road, I saw how the other case on Eran’s bike was hanging loose in on of the rack bars… again, caught up, signal, stop and repair… luckily in the last town we passed we had bought a couple more straps which were of high utility to the end of this odyssey. And Eran’s poor bike kept deteriorating, by the time the sun started its descent towards the horizon, a cracking sound, the rear tire locked, a sudden stop and what now?? The chain had came out and almost caused one more fall… stop, take apart, fix, put together and continue ready to finish the day.

In general it was not an easy day, a lot of tiredness, vibration and dust… it was getting dark then and the closest town was still around 90 kilometers away which we could not make anyway on daylight, so for the first time in south America… camping… on the side of the road we parked, set the tent and took my sophisticated inflatable mattress out and its pump, which did not work, so blow and blow and all good until the middle of the night when I started to realize the mattress was loosing air, well, I was very tired so it did not matter and slept all the way to 9 AM over a hard and not uniform ground.

Next day the adventure continued and now we had one more problem to deal with: gasoline. We arrived to Bajo Caracoles to find out there was no gas and that the truck won’t arrive for at least a couple of days, well, my bike would made it to Perito Morena but Eran’s possibly not… and so, no other option than to ride on economy mode, slow and in low revs and hope for the reserve tank not to run out… this time luck was on our side, we made it, filled up and finished our ride on the Ruta 40 to head not into Chile and the Carretera Austral on the town of Chile Chico.

For those interested in my verdict about Ruta 40 from the motorcycle riding perspective I have to say it was not easy, I don’t regret having done it, but I would not dare to say it was completely worth it since even though the landscape is very special, it is very monotonous and very similar in all its extension and probably not too different from what you get to see if you take instead the long but paved route through Comodoro Rivadavia. But one thing I have clear, even though a little harder in some places than Ruta 40 and a little longer, the Carretera Austral in Chile is worth it 200%, the landscapes in this route are simple unbeatable, the snowy peaks, the great turquoise lakes, the immensity of blue and clear rivers and the variety of the route make it an effort that pays by itself.

When getting into Chile and border the Lago Buenos Aires your spirit recharges with the immensity of the landscapes this area offers. Maybe it gives you more energy and confidence that what it should: Many have probably seen how in some dirt roads some small undulations forms perpendicular to the road direction which make the transit in them feel more like riding on a pneumatic hammer of those used to break through pavement on the streets, but well, those that have ridden bikes on these conditions know there is a solution for it… speed! There is always a speed at which basically you barely touch the ground, the vibration disappears and the sensation of stability dramatically improves, but all at a cost, your traction is low and the capacity to react to the unexpected is definitely diminished. Some place in this road I found the right speed around 85 kilometers per hour which was a substantially high speed for this type of road, but all felt good and comfortable until suddenly while coming out of a turn, I found just in front of me a big accumulation of loose gravel all across the road which I run over at full speed, the bike got some air and shifted left going straight to the gravel accumulation that forms on the middle of these roads… by reflexes, I think, I stood up, shifted all my weight to the front and twisted the throttle as much as I could, the bike touched the gravel and I could just hear a uhhhssshhhhhhh as the rear tired dove into the stones and swept them backwards with all its power, from there the bike shifted right with out any control and I only could see how a ditch on the side of the road equally full of loose gravel waited quietly for me and again… uuhhhshhhhhh and the bike shifted left again and out of control towards the road finally and luckily landing on firm ground where I miraculously regain control, I stopped immediately, got off the bike and sit down, my knees were shaking but it all was good. Is hard to explain but I’m sure that the speed is what kept me from falling, have I been going 10 kilometers per hour slower I most likely had fallen, I would have probably been able to avoid the situation though… well, at the end, it already happened, all is good and a lesson has been learnt… don’t get overconfident with the speed, specially on this type of roads.

It was a couple more days on the Carretera Austral, some hard and slow terrains and some easy and fast, the landscapes as I don’t get tired of mentioning simply spectacular and the route for us with not many eventualities more than Eran’s bike and its slow deteriorating process, the chain came out again braking a tooth of the sprocket this time which added a little more uncertainty to the trip and a constant cracking noise which I think was making him go crazy. Finally the Carretera Austral was over for us, the satisfaction sensation indescribable and the constant pavement more than welcome. Back now in Argentina and ready to know the famous San Carlos de Bariloche.

Bariloche is a world famous town due to its amazing landscapes of mixed mountains and lakes, it hosts thousands of tourists in the summer that come to enjoy the beauty of its nature and during winter as well since the quality of its snow sports location is also world class. Even though in this time it is for my taste extremely saturated with tourists (me being one of them), it is anyway a place that have to be visited.

Good, the hardest resistance test for me and the bike has been completed, I believe from Bariloche to Manizales it will all be paved, which I love since more dust I don’t want to eat. Next destination the central Chilean zone including Santiago and Valparaiso before crossing again to Argentina in search for the Atlantic coast and my route north.


Puerto Natales y Torres del Pine:


El Calafate to Puerto Tranquilo:


Carretera Austral y Bariloche: